Todos los días, antes de salir rumbo al trabajo, los empleados de CISCO tendrán que ingresar a una nueva aplicación que diseñó la empresa y responder varias preguntas sobre su salud. En los últimos catorce días, ¿han tenido contacto cercano con alguien que haya dado positivo por COVID-19 o se tenga la sospecha de que está infectado de coronavirus? En las últimas 24 horas, ¿han experimentado escalofríos, dificultad para respirar o pérdida del gusto o el olfato?
Si se reportan sanos, la aplicación arroja una pantalla verde que dice: “Aprobado”. Si no, la aplicación se pone en rojo y dice: “No vayas al lugar de trabajo”.
Los que tengan permiso de ingresar a la oficina tendrán que detenerse en el vestíbulo, donde deberán mostrar la pantalla de la aplicación que les da el visto bueno. Después, caminarán a través de un lector térmico que les revisará la temperatura. Cualquiera que tenga fiebre será enviado a casa. Los que no tengan podrán entrar a trabajar.
Ahora que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) de Estados Unidos han recomendado cambios de gran envergadura en las oficinas del país, las empresas están preparando nuevas rutinas elaboradas con el objetivo de mantener sanos a sus empleados. En muchos casos, los cambios transformarán las oficinas habituales en sitios fortificados con la apariencia de laboratorios donde se manejan materiales peligrosos.
“Será una experiencia muy diferente en la oficina”, comentó Fran Katsoudas, directora de personal de Cisco. “Se necesitará un gran esfuerzo, pero es posible hacerlo”.
El simple cumplimiento de las sugerencias de los CDC presenta obstáculos importantes para muchas empresas, en especial para las que se ubican en rascacielos y densos centros urbanos.
Amalgamated Bank, con oficinas en Nueva York y Washington D. C., ha decidido que la fecha más cercana en la que permitirá que sus empleados regresen a trabajar será en septiembre y sigue “digiriendo” las recomendaciones de los CDC.
“Queríamos estar seguros de que nos estamos dando el tiempo suficiente para una planeación adecuada”, mencionó Edgar Romney, un ejecutivo de Amalgamated que dirige el equipo de trabajo del banco encargado del regreso a las oficinas. “Hay mucha información sobre lo que se debería hacer, pero hay muchas dudas sobre cómo hacerlo”.
Por ejemplo, los CDC recomiendan limitar el uso de los elevadores para mantener el distanciamiento social de 2 metros. Amalgamated renta sus espacios en edificios de oficinas llenos de gente y comparte los elevadores con muchos de los otros arrendatarios.
“Debemos entender cuál será el plan del administrador del edificio”, comentó Romney. “¿Qué harán al respecto de los elevadores?”.
Incluso para las empresas que ocupan edificios enteros, los elevadores son un fastidio.
“No puede haber dos personas por elevador en un rascacielos”, opinó Ron Falzon, vicepresidente de Prudential, empresa que ocupa varios edificios de gran tamaño en Newark, Nueva Jersey. No sería factible: “Tardarían dos o tres horas solo en ingresar todos”.
¿Una posible solución? Prudential está considerando colocar luz ultravioleta en los elevadores para que las superficies sean desinfectadas constantemente.
Otra sugerencia de los CDC —que las empresas limiten el uso del transporte público entre los empleados— también es poco práctica en ciudades como Nueva York, donde millones de personas llegaban al trabajo de esa manera antes de la pandemia.
“Es una realidad que los lineamientos que ofrecieron presentan algunas limitantes prácticas”, señaló Jim Underhill, director ejecutivo de Cresa, una firma de bienes raíces comerciales. “En entornos urbanos densos, no es posible que todos vayan solos en sus autos. Además, en un rascacielos de 70 pisos no puedes limitar la capacidad del elevador a dos personas”.
También hay inquietudes muy reales en torno a una posible pérdida significativa de la vitalidad en las oficinas en caso de seguir de forma estricta los lineamientos de los CDC.
“Una de las principales razones para volver a las oficinas es que la gente pueda colaborar”, agregó Underhill. “Pero cuando toda la premisa es alejarse de las personas y usar mascarillas, se ponen en duda las razones mismas que motivan el regreso de la gente al trabajo”.
Es probable que las sugerencias de los CDC se cumplan con varios niveles de entusiasmo en diferentes partes del país. En entrevistas, algunos ejecutivos mencionaron que esperaban ver diferencias en los esfuerzos para promover el saneamiento y el distanciamiento social según la región y el tamaño de la oficina.
Además, algunas sugerencias de los CDC podrían contradecir la misma naturaleza humana. Los lineamientos sugieren poner fin a los apretones de manos, los abrazos y los choques de puños. Promueven el uso de cubrebocas en todo momento, incluso en reuniones. Esto podría dificultar la colaboración entre empleados.
“El regreso está pensado para que haya interacción social y colaboración”, mencionó Falzon. “Si la gente permanece a 2 metros de distancia y debe usar cubrebocas, ¿para qué los hacemos volver?”.
Aunque haya una vacuna y se haya eliminado la amenaza del coronavirus, Falzon cree que menos de un 70 por ciento de los empleados de Prudential volverá a la oficina.
“No tenemos prisa de regresar”, afirmó.
La mayoría de los casi 75.000 empleados de Cisco ha trabajado de manera remota los últimos meses, y Katsoudas señaló que la empresa iba a tener un regreso paulatino a las oficinas. Los que vuelvan verán una completa transformación en su vida laboral.
En muchas áreas comunes de Cisco, ya no habrá teléfonos. Las salas de conferencia serán desinfectadas cada vez que se terminen de usar. Los ingenieros que antes se amontonaban sobre prototipos de hardware trabajarán por turnos. Y los planos con pisos abiertos que se habían convertido en los sellos distintivos de las oficinas modernas desaparecerán cuando los escritorios se alejen aún más los unos de los otros.
“¿Qué pasará con todos esos increíbles espacios abiertos que habíamos creado?”, cuestionó Katsoudas. “Ahora habrá que reconfigurarlos”.
Incluso cuando lo hagan, será todo un desafío adherirse a los lineamientos de los CDC.
“A final de cuentas, somos seres humanos”, comentó Underhill. “No somos robots”.