Los sistemas biofloc, una innovadora técnica de acuicultura que usa microorganismos para transformar desechos en nutrientes creando un entorno autosostenible, están revolucionando la forma en la que se producen peces y mariscos en zonas donde el acceso a agua de calidad es limitado.
Sin embargo, mantener el equilibrio de la calidad del agua requiere de un control constante de parámetros y niveles de oxígeno, pH, sólidos disueltos, temperatura y turbidez.
Por el momento, la mayor parte de los sistemas biofloc están diseñados para ser controlados manualmente, lo que no solo consume tiempo, sino que deja margen para errores humanos. Un pequeño descuido puede significar el colapso de todo el sistema.
Pero todo esto está cambiando gracias a la irrupción del Internet de las Cosas (IoT). Con la integración de sensores inteligentes y sistemas de control automatizado, los acuicultores ahora pueden supervisar cada variable en tiempo real, desde cualquier lugar del mundo. ¿El oxígeno está bajando? Una bomba de aire se activa automáticamente. ¿La temperatura desciende fuera del rango ideal? Un calentador ajusta el ambiente al instante. Todo esto ocurre sin intervención humana,
garantizando condiciones óptimas para el cultivo.
El impacto va más allá de la simple automatización. Al optimizar los parámetros del agua en tiempo real, los sistemas IoT permiten gestionar de manera efectiva niveles críticos de amoníaco y otros compuestos nitrogenados, evitando que se acumulen a niveles tóxicos. Esto no solo protege la vida acuática, sino que mejora la productividad y reduce los costos a largo plazo.
El futuro de la acuicultura sostenible está cada vez más ligado a esta revolución digital. Con IoT, los sistemas biofloc no solo prometen una producción más eficiente, sino también una manera más inteligente y respetuosa con el medio ambiente de alimentar al mundo.